lunes, 9 de abril de 2012

Las repelentes matemáticas

Las matemáticas son doñas perfectas. Son igual que la niña perfecta y repelente que alguna vez todos hemos conocido. Nunca se equivocan, y eso pone nervioso a cualquiera. Al igual que la perfecta niña insoportable, te miran con superioridad como diciéndote: Somos la absoluta perfección, y provocan el recelo de otras ciencias a las que ya hemos visto corregirse a sí mismas. Las matemáticas siempre han sido como son, y un nuevo descubrimiento matemático no anula los anteriores. Son absolutamente perfectas, y como niñas repelentes, te lo hacen ver. Tú sabes que es cierto, que todo lo hacen bien y que nunca se equivocan, pero te embarga la rabia por su absoluta perfección, porque sabes que las odias, pero también que son infalibles.

Yo no soporto la perfección absoluta, y por eso mi manera de manifestarme en contra de la matemáticas, es usándolas de manera equivocada, para eliminarles ese poder infalible. No creáis que me dedico a escribir 5 + 7 = 14 y me río como un malo malísimo de película mientras pienso que rompo las reglas matemáticas. No, a lo que me refería es que, por ejemplo, uso la estadística a mi juicio, sin valor matemático. Para explicar las opciones que tengo de que un plan salga bien o mal pongo un número estadístico, aunque realmente no tenga valor matemático al no existir ningún hecho que respalde esa probabilidad. ¿Puedo acertar? Es posible, pero eso solo significa que las matemáticas ahí tendrían poco valor o ninguno, aunque es divertido escudarse en ellas.

Las matemáticas nunca fallan, eso es así. Pero lo infalible no tiene cabida en un mundo falible. Por lo tanto, aunque las matemáticas por sí mismas sean perfectas, no te aseguran no estar equivocado, porque aunque yo las use con consciencia de que me equivoco a propósito, es posible (digamos una probabilidad del 38%) que alguien se equivoque al usarlas y por tanto, estaría errando, al igual que yo. La diferencia es que yo lo sé y el no. ¿Quién es el loco ahora?

domingo, 1 de abril de 2012

El filósofo de Nazaret

Ahora que llega la semana santa van a permitirme que les hable de Jesucristo. Absténganse católicos a ultranza dado que lo que voy a explicar me costó el apelativo de "hereje", al último al que se lo planteé. Está claro que no entenderemos nadie nada de no dejar a un lado las creencias irracionales y sobrenaturales, pero no os culpo por no querer entender nada, después de todo, como ya dije en otras ocasiones, les aconsejo continúen creyendo en el ratoncito pérez, al fin y al cabo se es más feliz con fe que con razones.

Jesús de Nazaret es uno de mis filósofos preferidos. No existen fuentes fiables de las que fueron sus palabras, pero si lo que los evangelios dicen es cierto (y, sinceramente, la mayoría de lo que dicen es bastante plausible) Jesús de Nazaret fue un hombre mediático con ganas de cambiar el mundo. No hay duda de que Jesús sabía como era el lugar donde vivía y que nadie jamás entendería el poder de la razón para hacer que no se cometiesen las atrocidades del judaísmo. ¿Cómo se desvía a un religioso de un camino religioso nefasto (o entendido como nefasto por él)? Enviándole por otro camino religioso menos malo. Fue lo que Luthero o Calvin harían "unos añitos" más adelante con el catolicismo: Mentir a la gente para librarles de una mentira peor. El cristianismo, como el protestantismo, son males menores del judaísmo y el catolicismo respectivamente.

Jesús sabía que debía reformar a la sociedad, y sabía que la manera más sencilla era poner esa reforma en boca de Yahvéh. Vamos a llevarlo a la práctica en una hipótesis, por ejemplo, con el islamismo. Un día, en Irán, Arabia Saudí, Omán... se levanta un hombre dispuesto a cambiar la sociedad islámica que, como la sociedad de Jesús, está podrida por dentro. Se hace llamar hijo de dios, en este caso, del dios islámico y proclama en su nombre la paz, la hermandad, el amor... Los ideales de Jesucristo no eran muy diferentes a los de los hippies: "Amaos los unos a los otros como yo os he amado". Si además a esto le unimos que la sociedad judía esperaba un mesías... Nos sale un combinado explosivo, Jesús logra su objetivo, que en su día será, aunque increíblemente mediático, un hecho sin clara relevancia, "solo 12 locos le seguían", dirían en aquellos tiempos. Sin embargo, será, a mi entender, probablemente el hecho de mayor relevancia del mundo antiguo.

Ni Aristóteles, ni Pitágoras, ni Julio César, ni Alejandro Magno. El hombre de mayor importancia para nuestro mundo de todo el mundo antiguo fue, probablemente Jesucristo. Interpretar sus palabras y su existencia se convertirá, desde ese momento y hasta hoy, en la preocupación de medio mundo. Aquí tenéis la mía, condenadme o aplaudidme, pero no os pase desapercibida mi concepción.