sábado, 6 de abril de 2013

Elogio de la cobardía

El cinismo de la dignidad llama de nuevo a la puerta del presunto cobarde. Con la fuerza de una sociedad basada en la valentía del suicidio de la razón, se impone la idea de que la dignidad es no dejarse nunca doblegar, y vivir esclavizado por tu propia valentía. Lo que se supone que es tu valentía. Porque no hay nada más valiente que morir por una idea, por un valor, por amor, o por dignidad.

Si esta es la valentía que adoramos, no hay duda de que yo alabo al cobarde. El cobarde que no se rebela contra su superior para poder seguir cobrando la nómina que alimenta a su familia. El cobarde que no hace exaltación de su "dignidad" de ser humano que no puede ser domado. El cobarde sabe que no hay mayor dignidad que lograr su bien y el de los suyos, y no importa a lo que haya que renunciar.

Por eso no apoyo al que se llena la boca diciendo ser fiel a sus ideales. Mis ideales son el beneficio y el objetivo, y lo demás son eslóganes, arengas y mentiras de caramelo. Por eso no apoyo al héroe que no se doblega a las reglas del juego, sino al que juega al juego ganando a la banca. Por eso los héroes no supieron darse cuenta de que se puede vivir de pie, y muchos acabaron muriendo de rodillas.