jueves, 31 de mayo de 2012

Bankia y la verdad eterna

Hijos míos, para que podáis salvaros de las horribles penas del infierno y sepáis lo que no debéis hacer, os resumiré una parábola que Nuestro Señor Jesucristo contó en su día a sus discípulos. ¡Oh señor! Ilumíname para que pueda mostrar el camino de la virtud a los pobres mortales y vivan así en paz y armonía entre ellos.

Había una vez un deudor que debía varios miles de millones de... digamos euros, para actualizar la parábola. Sin embargo, este hombre, no podía afrontar correctamente dicha deuda, y tuvo que pedir que su deuda fuera cancelada. De esta manera, se apiadaron de él y su deuda fue cancelada. Ahora bien, este mismo hijo de... Dios, tenía de la misma manera una deuda con otra persona. Esta deuda era mucho menor que la suya, y su deudor tampoco podía afrontarla. Pero el malvado hombre no se apiadó de su deudor y mandó que el peso de la ley cayese sobre él.

De esta manera, hijos míos, Bankia ha sido el primer deudor de quien el poderoso (bueno... "poderoso") Estado español se apiadó y quien no tuvo ningún reparo en exigir a sus deudores saldar sus cuentas haciendo caer el peso de la ley sobre ellos y deshauciándolos de sus casas... El señor es bueno y misericordioso, pero el hombre está lleno de pecados, y esos pecados llegan a su máxima potencia en la figura de los bancos.

De todas formas, cabe destacar que la parábola tiene final feliz, y el hombre poderoso hace que el primer deudor pague su deuda con creces. Los cabronazos de Bankia también deberían hacerlo, o al menos, disculparse por arruinar nuestro país.

jueves, 17 de mayo de 2012

El cabreo de los hijos de la libertad

Ni más ni menos que nosotros, los jóvenes, somos quienes hemos nacido en una España democrática, libre de dictaduras y alejados de Franco aunque tengamos aún vestigios arcaicos. No conocemos la opresión ideológica, no estamos preparados para luchar, hemos vivido en el mundo de la tecnología, de la informática y la información. Nos han educado para respetar y vivir en paz, no para pelearnos. No hemos hecho el ejercicio militar obligatorio, nuestros padres no lucharon en la guerra civil, y ya casi no quedan restos de las ideologías extremas del 36.

Sin embargo, la presión nos hace rebelarnos, el ser humano una vez se siente acorralado tiende a rebelarse. Pero no estamos preparados para la guerrilla urbana. Son los años dos mil y han pasado 40 años ya de los 70. No somos violentos porque no estamos educados para serlo. Porque en nuestras calles no se vieron las atrocidades  de la posguerra o la dictadura. Por eso somos protestantes pacíficos... Pero nos han cabreado.

Los jóvenes españoles ya estamos hasta los huevos de ser la generación perdida. Los que no tienen manera de encontrar trabajo. Estamos hasta los mismísimos de que nos digan: "Buf... que difícil lo teneis." No estamos dispuestos a aguantar que nos corten las alas porque el mundo es y será nuestro. Basta de que nos multen por estudiar, de que nos suban las tasas universitarias y cuanto más estudies más tengas que pagar. El Bachillerato se paga, la universidad se paga y cara, y como pretendas hacer un máster o un doctorado se ríen de ti a la cara. Basta de ponernos trabas a no ser que seamos los hijos de Ralf Lauren y Lacoste. Somos los hijos de la libertad, de la justicia, de la igualdad, de la solidaridad, de la democracia, de la fraternidad, y del respeto; y exigimos que no se juegue con nuestro futuro. El futuro es nuestro, y no nos representáis.

lunes, 14 de mayo de 2012

La anarquía del hortelano

Nadie quiere destacarnos. Somos una mancha en la "brillante" España. Nadie quiere mostrar la fatalidad de aquellos a los que creen como pueblerinos sin voz, ni voto, ni cultura. Sin embargo, me creo en la obligación de gritar a los cuatro vientos lo increíble de que Asturias continúe sin un gobierno estable. No hay pactos de gobierno que prosperen y toda Asturias, parada, aguarda que alguien tenga la decencia (o indecencia, según como se mire) de, por 600.000 euros al año, decidirse.

¿Cómo podemos denominar la situación asturiana? ¿Anarquía y birra fría? Si así fuera, igual nos iba hasta mejor, dado que como la anarquía no es perdurable por mucho tiempo, conseguiríamos reventar un sistema que nos jode a todos, bueno, a casi todos. Pero no, Asturias no es una anarquía, si lo fuese saldríamos en los periódicos con periodistas e intelectuales horrorizados por la barbarie asturiana. Pero ¡Dónde va a parar! Estamos mucho mejor. Simple y llanamente estamos en un gobierno sin gobierno. Una anarquía con represión a la misma. Una contradicción en sí misma. Asturias es el perro del hortelano de la política: Ni reforma la precaria situación, ni nos deja reformarla a los demás. Ni come, ni deja comer.